domingo, 30 de agosto de 2015

Potenciar a los extremos

La presión alta e intensa del Bayer Leverkusen de Roger Schmidt tiene cosas muy buenas. En infinidad de ocasiones le permite recuperar la posesión muy arriba, lo cual sumado a sus rápidos contraataques genera ocasiones peligrosas con mucha facilidad. Pero también tiene su parte negativa, y esa no es otra que los espacios que concede a la espalda de su defensa. Era de esperar que Guardiola, conocedor de los riesgos asumidos por Schmidt, ideara un planteamiento que minimizara los fuertes del Leverkusen y al mismo tiempo explotara sus puntos débiles. Y ese planteamiento se basó en un juego algo más directo que de costumbre, buscando así no exponerse demasiado a la presión rival en zonas comprometidas. Con una pareja de centrales formada por Alaba y Xabi Alonso, ambos con un gran desplazamiento en largo, el Bayern buscó con bastante frecuencia los envíos en largo en diagonal desde los centrales hacía los extremos. Douglas Costa y Arjen Robben recibían pegados a la banda y con la posibilidad de encarar con espacios a su lateral, situación ante la que ambos son jugadores letales. Y sería el brasileño, tras una serie de acercamientos con cierto peligro por parte de los visitantes, el primero en marcar las diferencias para dar continuidad así al gran nivel que viene mostrando en éste inicio de temporada. El ex del Shakhtar dejó atrás con gran facilidad a Hilbert, se internó en el área y puso un centro preciso para la llegada de Thomas Müller. Los dos jugadores que más en forma se han mostrado hasta el momento en el conjunto de Baviera  aparecieron para adelantar a los de Guardiola en un tramo de encuentro en el que parecía que el Bayer Leverkusen podía sorprender al Allianz.

Con éste planteamiento, aparentemente muy básico, el Bayern logró zafarse de la presión de los de Schmidt sin demasiados problemas. Además, con él también potenció las virtudes de sus dos extremos. No fue sólo en el primer gol, sino que a lo largo de los 90 minutos los laterales del Leverkusen se vieron superados una y otra vez cuando Douglas y Robben les encaraban. Las mejores ocasiones de los locales procedían la gran mayoría de acciones por la banda de dichos jugadores. De hecho, los tres tantos llegaron después de una acción individual por el costado. El primero lo convirtió Müller tras centro de Douglas Costa. El segundo sería también obra de Thomas Müller transformando un penalti provocado por el extremo brasileño. Y el tercero, el de la sentencia, lo anotaría Arjen Robben transformando una pena máxima provocada por él mismo. Sin poder recuperar en campo contrario, y viéndose superados constantemente por los costados, el Leverkusen apenas logró oponer resistencia al vigente campeón más allá del tramo inicial del encuentro. Había funcionado a la perfección el planteamiento inicial de Guardiola, con el cual convirtió sus bandas, y más concretamente a sus extremos, en el factor diferencial de un choque ante un rival de la zona alta. Unos extremos que fueron una fuente constante de desborde y verticalidad, además de un quebradero de cabeza para la defensa de Schmidt.

Sin duda fue una actuación muy convincente por parte del Bayern Munich. Supo dominar el partido mediante posesiones largas, como ya es habitual. Supo explotar los defectos de su rival mediante un planteamiento que otorgó el protagonismo a sus extremos, Douglas Costa y Arjen Robben. Y supo mostrarse sólido ante los contragolpes que intentó el Leverkusen, los cuales no llegaron a buen puerto. Si un punto débil tenía el Bayern de Guardiola desde su llegada a Baviera ese era la facilidad con la que el equipo se rompía ante las contras de los rivales -como bien se pudo apreciar en las semifinales de la Champions League hace dos temporadas contra el Real Madrid-. Mejorar en éste aspecto es el paso que le falta a Pep para que su equipo sea un candidato todavía más firme a alzarse campeón de la Champions League, y por el momento lo está logrando. Una mejoría considerable de esa faceta del juego, sumada a los demás apuntes tácticos que vaya realizando el técnico catalán a lo largo de la temporada y a la base con la que ya cuenta, convertirá al Bayern Munich en un equipo todavía más temible.

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