lunes, 2 de noviembre de 2015

Estio Mancini

No son el equipo más vistoso del campeonato, ni el más goleador y tampoco aquel que convence a todo el mundo. De hecho deja alguna que otra duda, y casi todas están relacionadas con la parcela ofensiva. Pero pese a todo, y tras 11 jornadas, son colíderes de la Serie A empatados a puntos con la Fiorentina de Paulo Sousa. Obviamente hablamos del Inter de Mancini, que en ésta última jornada se impuso en el Giuseppe Meazza a un rival directo de la zona alta, la Roma.

La victoria cosechada el sábado ante la Roma supuso la séptima de la temporada. Y todas ellas tienen un denominador común: un resultado ajustado. Seis de ese total de siete victorias se lograron con un 1-0 en el marcador, y la excepción fue un 1-2 ante el Carpi. Solo han anotado 11 goles en lo que va de temporada, lo que les convierte en el equipo menos goleador entre los doce primeros clasificados de la Serie A, y han encajado 7 -4 en un mismo partido-, siendo la mejor defensa de la competición. Y es que esa es la principal premisa de Mancini: la fortaleza defensiva. Para ello el técnico italiano cuenta con una pareja de centrales de garantías formada por Jeison Murillo y João Miranda, ambos rápidos y de gran fortaleza física, y con un centro del campo muy trabajador en el que tiene diversas opciones al haber cinco futbolistas disputándose tres plazas en el equipo titular. Y a ello se le suma la calidad individual en los metros finales cortesía de jugadores como Icardi, Jovetić, Perisić o Ljajić. Sin duda una combinación que, bien trabajada, puede ser muy eficaz.

Y ante la Roma el guión del encuentro fue el esperado. La Roma llevó la iniciativa desde el primer momento, y el Inter se plantó en un 4-1-4-1 muy ordenado que complicaba mucho la circulación de balón por dentro de los de Rudi García. Tan solo la visión y precisión en el pase de Pjanić lograba romper de vez en cuando el entramado defensivo de los locales, y casi siempre buscando los desmarques interiores de Gervinho. En este contexto llegarían las primeras ocasiones del partido, y todas ellas fueron favorables a la Roma. Hasta en tres acciones pudieron adelantarse los de Rudi, pero entre el buen empeño de Handanović y la falta de puntería -Dzeko falló en el segundo palo una ocasión casi a puerta vacía- impidieron que el primer tanto del encuentro cayera del lado romanista. Y como dice el dicho, el que perdona lo acaba pagando. En una jugada de la que pocos esperaban que pudiera llegar el gol, Medel golpeó con precisión desde la media distancia un balón que se coló pegado a la cepa del poste de la portería defendida por Szczesny. Sería Jovetić el asistente, quien realizó un buen partido actuando como único punta debido a una decisión táctica del propio Mancini. El técnico italiano explicó en la rueda de prensa posterior al encuentro que había decidido dejar a Mauro Icardi en el banquillo para alinear a tres jugadores (Perisić, Ljajić y el propio Jovetić) mucho más móviles y rápidos y así no darles ninguna referencia a los centrales romanistas. Y decimos que el partido del ex atacante del Manchester City fue muy bueno ya que él fue el encargado de dar la pausa a los ataques milanistas y de, recibiendo y eligiendo siempre la mejor opción, montar los contragolpes que concedía la Roma.

Con 1-0 en el marcador, y como era de esperar, el planteamiento del Inter se tornó algo más conservador. Se aferró a su solidez defensiva y a la calidad de sus hombres de ataque para mantener el resultado y, de ser posible, aumentarlo en algún contragolpe. Para ello Mancini dio entrada a Palacio en lugar de Jovetić, buscando tener así un delantero capaz de atacar los espacios con su velocidad. Y algún que otro susto dio el argentino a la zaga romanista, pero todos se quedaron en susto y no llegaron a ser nada importante. La Roma, pese a esa amenaza que representaba Palacio sobre el césped, se volcó en búsqueda del empate, y dispuso de ocasiones más que suficientes para ello. Pero como ya hubiera acontecido en el primer tiempo, entre la falta de puntería y el buen hacer de Handanović imposibilitaron el tanto de los de Rudi. Sería entonces cuando el partido llegó a su final anticipado, ya que la expulsión de Miralem Pjanić por doble tarjeta amarilla supuso un fuerte mazazo para las esperanzas romanistas.

Al final el Inter, no sin sufrimiento, logró llevarse una victoria muy importante ante un rival directo. Fue la séptima de la temporada, y la sexta por 1-0. El partido se jugó como le gusta a Mancini, trabajando atrás y siendo eficaces arriba. Se necesitó la ayuda de una gran actuación de Handanović, pero se logró. En definitiva, fue una victoria estilo Mancini.

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